El lugar más rico de la tierra.

El Dr. Myles Munroe decía "¿Saben cuál es el lugar más rico de la tierra? seguro que tienes uno cerca de ti, es el cementerio. ¿Sabes por qué? Porque allí se encuentra el potencial enterrado de los libros que nunca se escribieron, las maquinas que no se inventaron y los negocios que no se emprendieron".

¿Cuánta riqueza hay dentro de ti? Muchas soluciones a los problemas de este tiempo se encuentran en personas que jamás se han preguntado para que nacieron, ni se han tomado el tiempo de entender la gran cantidad de talentos que poseen, los cuales no solo representan bienestar para la humanidad, sino prosperidad y triunfo personal al ser desarrollados.

No te puedes morir sin dejar tú marca en esta tierra, no te debieras ir sin haber impactados a tus generaciones con un legado, no debieras dejar de respirar sin estar satisfecho de haber estado en el negocio correcto, de terminar tú obra, de concluir tú visión de vida.

Cuantos millones de pesos enterrados en el cementerio por temor a iniciar algo, cuantas enfermedades sin cura por elegir la profesión incorrecta, cuanta insignificancia en la humanidad por huir de la vida a través de adicciones en vez de vivir la vida con propósito y hacer que esta cuente y se note su valor.

¿Enterrarás en el cementerio tus talentos? ¿Morirán contigo tus sueños?

¡Es tiempo de vivir vidas de verdad, no de sobrevivir como muertos en vida!

Juan 17:44 “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese”

Lucas 2:49 “Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?”

Jesús a los doce años sabia cuál era el propósito de su vida, la tarea en la que se iba a ocupar como visión personal de vida. Antes de morir dijo "Consumado es" cumplida esta la obra que me ha sido encomendada.

Tenemos un negocio propio al cual dedicarnos durante nuestra vida, una obra a para trabajar que debemos descubrir y una visión de la que un día diremos "Misión cumplida" "Visión alcanzada".

Esta reflexión de un prolífico evangelista, obispo, escritor y hombre de negocios cristiano me lleva a levantarme muchas veces de la comodidad de mi silla favorita para intentar hacer algo más para la eternidad, cuando Dios me pregunte ¿Qué hiciste con los dones y talentos que te di? Yo le pueda contestar que estuve en sus negocios y entregarle cuentas favorables.

No nos llevemos nuestros dones, talentos, ideas y buenas intenciones a la tumba, debemos trabajar para que sean una realidad.