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La duda y la fe.



Nuestra fe es algo vivo, precisamente porque camina de la mano con la duda, si solo hubiera certeza y ninguna duda, no habría misterio y por lo tanto no habría necesidad de tener fe.

Hebreos 1:1 nos dice” Es pues la fe la certeza de lo que se espera la convicción de lo que no se ve”


"Duda y Fe"

Duda y Fe caminaban juntas por un largo sendero que cruzaba un bosque espeso. Aunque parecían opuestas, eran amigas desde siempre. Una cuestionaba todo; la otra confiaba incluso cuando no podía ver el final del camino. A pesar de sus diferencias, sabían que se necesitaban.

Un día, llegaron a un río caudaloso sin puente. Fe, con los ojos brillantes, dijo:

—Podemos cruzarlo. Solo hay que creer que lo lograremos.

Duda frunció el ceño.

—¿Y si la corriente nos arrastra? ¿Y si hay algo bajo el agua?

Fe no se molestó. En vez de discutir, se arremangó el vestido y puso un pie en el agua.

Duda se quedó en la orilla, mirando, inquieta. Pero luego notó que la corriente no era tan fuerte como pensaba. Observó cada piedra, cada paso que daba Fe.

—Voy —dijo al fin—, pero lo haré con cuidado.

Cruzaron juntas, una dando pasos valientes, la otra midiendo cada uno, y al llegar al otro lado, se abrazaron.

Más adelante, se toparon con una montaña envuelta en niebla. Fe sonrió, lista para escalar. Duda dudó (como siempre), pero subió también, preguntando, cuestionando, probando cada roca.

A veces Fe tropezaba por avanzar sin ver, y Duda le advertía de los peligros. Otras veces, Duda se paralizaba por miedo, y Fe la tomaba de la mano y le decía:

—Vamos, no todo tiene que estar claro para dar un paso.


Así siguieron. Porque mientras Fe daba valor, Duda daba perspectiva. Juntas no eran debilidad, sino equilibrio.

Y así aprendieron que ni la fe es ciega, ni la duda es enemiga. Cuando caminan juntas, abren caminos que solas no podrían recorrer.

Así que, si tu ahora mismo estás pasando por un período de dudas acerca de la iglesia, de Dios, de todo lo que te han inculcado tus padres etc, no te sientas culpable, la duda siempre será una compañera inseparable de la fe.

La duda nos ayuda a indagar, a no quedarnos solamente con lo que otros nos dicen que creamos o que hagamos.

La duda también añade ese toque de misterio a lo que Dios no nos ha revelado en Su palabra, sino que lo debemos creer por fe, no me refiero a misterio como algo negativo o morboso sino a lo que le corresponde conocer exclusivamente a Dios. 

La duda hace nuestro caminar espiritual más interesante e intenso porque nos esforzamos por aceptar cada día las cosas que no son tangibles, las eternas que no podemos ver, pero nos encaminamos a creer.  

La duda es un indicador de que somos seres humanos falibles y sobre todo con un conocimiento limitado, así que nos impulsa a buscar al Dios eterno, todopoderoso y que no tiene límites. 

Así que reconcíliate con tus dudas, no les des tanta importancia, de una u otra manera siempre andarán rondando por tu cabeza, mejor empéñate en conocer más a tu Dios y amarlo.

 

 
 
 

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