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Mis padre ya no pueden cuidarse solos.


En algún momento de nuestra vida nos encontramos con la dificultad que nuestros padres ya no pueden atenderse a sí mismos, a veces temporal o de manera definitiva por enfermedad, vejez, estrechez económica, viudez etc.


La biblia nos instruye a honrar a nuestros padres, es un mandamiento con la promesa que nos irá bien en la tierra.


Organiza los pasos a seguir, algunos consejos son:


  • Has una junta familiar incluyendo a tus hermanos, cuñados, concuños, tíos y cualquier pariente cercano asignando responsabilidades de manera equitativa.

  • Turnen visitas diarias al padre, idas al doctor, dentista, terapias, compra de medicina, pagos de servicios, organización de asuntos de su hogar.

  • Si viven ambos padres aún deben dar descanso y animo al que está llevando la carga mayoritaria.


En muchos casos lo más usual es que el padre viva en casa de algún hijo, como fue el caso en mi familia.


Lo que se debe o no hacer:


• No incomodarlos, reprocharles, hacerlos sentir fuera de lugar o que nos estorban, aunque su soledad, enfermedad o pobreza sea generada por alguna negligencia que hayan cometido en el pasado.


• No hay que quitarles responsabilidades o tareas, deben participar en las labores domésticas de acuerdo a sus capacidades y fuerzas.


• No debes excluirlo de la agenda social o recreativa, ahora son parte de la familia íntima y tienen necesidad de convivir con la familia, salir a pasear, ejercitarse, etc.


• No debes darles la prioridad en tiempo, dinero, atención por encima de tu esposo o hijos, pues ellos la tienen, por difícil que te parezca.


• Debes ver por ti, leer la biblia, hablar con Dios, cuida tu descanso, alimentación y ejercicio, no puedes dar lo que no tienes.


• Debes establecer un lugar, aunque sea pequeño, exclusivo para su dormitorio. No es conveniente que ningún miembro de la familia comparta su cuarto.


• Debes manejar horarios definidos, por ejemplo, a la hora de dormir el padre debe retirarse a descansar, para que el resto de la familia tengan momentos de descanso.


• Si eres una mujer casada ten la aprobación de tu marido en todos los asuntos relacionados con tu padre y si apoyan a su progenitor, ama con la misma misericordia que tendrías con el tuyo. Debes estar de acuerdo con tu esposo, eres una sola persona con él, y la relación más importante de tu vida es tu matrimonio. Conozco mujeres que dieron la prioridad a su padre o madre no escuchando la voz de su esposo y ahora están divorciadas, entradas en años, enfermas, cansadas cuidando a su familiar completamente solas.


• Debes buscar a tus hermanos, primos, tíos etc., para solicitar su apoyo, organiza roles de algunas tardes o mañanas, de fines de semana o periodos más extensos de tiempo fuera de tu cuidado. Hay que sensibilizar a la familia extendida en este tema, pues tu carga de trabajo es extenuante. Nunca te hagas la heroína. También solicita su asistencia para visitas al doctor, terapias, compra de medicamentos etc.


• Aunque es amoroso incluir al padre en la agenda, a veces debes programar salidas o vacaciones sin él, ya que es necesario para tu familia. Pide a Dios sabiduría y no debes sentir remordimientos en estas decisiones.


• Busca charlar de vez en cuando con amigas de confianza, pero no las canses, túrnalas, necesitas apoyo moral y no te desahogues con tu marido e hijos, ellos necesitan también descanso emocional.


Nada es para siempre. Yo tuve el privilegio que mi mamá viviera conmigo los últimos doce años de su vida, viví el proceso desgarrador de su pérdida de vista hasta la ceguera, enfermedad que luego se entretejió con el terrible Alzheimer, hubo momentos que creí que nunca acabaría nuestro suplicio. Siempre fui apoyada por mi marido, aunque hubo decisiones que él tomó y no estuve de acuerdo, lo respete como guía del hogar.


En julio del año 2017 el Señor llamó a mamá a su presencia y por increíble que parezca mi historia, mi suegra llegó a vivir de manera indefinida con nosotros dos meses antes de su deceso; sigo en este caminar, sigo aprendiendo, te entiendo, estoy contigo.


Sí se puede. La vida es como una carrera de maratón y la meta es la misma para todos, muerte física y una vida eterna después. Cada quien avanza con diferente ritmo y velocidad, algunos terminan su carrera en la juventud, otros más entrados en años, pero todos vamos hacia el mismo lugar, debemos ayudar al que nos necesite, levantarlo, si es necesario cargarlo y hacer que llegue a su meta, pues del otro lado está nuestro maravilloso Dios esperándolo con brazos abiertos.


En algún momento tú y yo estaremos en esa recta final necesitando a alguien que nos tome de la mano y nos asista en nuestros años de vejez, cuando el dinero, la salud, la fuerza, nos abandonen.


Recuerda que existe una ley de la siembra y la cosecha y todo bien que hagas por tu padre, madre, suegro, suegra, te será recompensando por Dios en la eternidad.



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